Cheveridad y Mamagallismo
Gabriel García Márquez
en un patio típico sevillano en abril de 1994
foto: Pablo Juliá
(source: García Márquez, la seriedad y la ‘cheveridad’ en El País)
no copyright infringement intended
en un patio típico sevillano en abril de 1994
foto: Pablo Juliá
(source: García Márquez, la seriedad y la ‘cheveridad’ en El País)
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Se dice acerca de Gabriel García Márquez que reía poco, o cuando reía era en la intimidad (Juan Cruz en Gabo y las putaditas tristes). Bueno, eso podría ser cierto; pero cuando entramos en el universo de sus libros, dos palabras nos abruman inmediatamente: cheveridad y mamagallismo.
La cheveridad y el mamagallismo: dos palabras intraducibles del léxico caribeño.
He encontrado una gran descripción de lo que significa cheveridad. Aquí está: ser chévere vale por ser amigo entre amigos, presentarse desarmado pero blandir la finura de la picardia; el chévere es el cómplice (Arturo Guerrero en Lavoe y la cheveridad). Y la descripción continúa: ¡es chévere ser grande, pero es más grande ser chévere! En cuanto al mamagallismo, es cierto que una persona chévere es también un mamador de gallo: algo entre el libertino y el palurdo (Alvaro Costa e Silva en Chega ao Brasil biografia de Gabriel García Márquez).
Así que, por supuesto, los libros de Márquez están llenos de un mamagallismo brillante, pero los críticos literarios siempre hablan de ellos con total seriedad. Sin embargo, en el reciente Congreso Internacional de la Lengua Española (Puerto Rico, 2016), había cómo las agujas que la seriedad ser sustituida por cheveridad. La discusión fue sobre el periodismo de Gabo y los conferenciantes sortearon la inclemencias del aire acondicionado para, sin que la ‘cheveridad’ anulara la seriedad, desgranar algunas de las enseñanzas de un autor al que trataron durante años: que el periodismo, cuando merece la pena, es una rama de la literatura , que un cuento y una crónica pueden tener el mismo origen , que García Márquez es periodista hasta cuando inventa, o que las grabadoras no piensan y lo importante en una entrevista no es tanto la literalidad como “captar el aire” de lo que dice el entrevistado (Javier Rodríguez Marcos en García Márquez, la seriedad y la ‘cheveridad’). Así seriedad finalmente había prevalecido.
(Gabriel García Márquez)
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